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Foto del escritorMuseo del Jade y de la Cultura Precolombina

"Una ventana hacia el alma. Costa Rica Cabécar", de la fotógrafa Melanie Wells-Alvarado

Actualizado: 9 mar 2021




Una ventana al alma de las montañas invisibles​

A Window into the Soul no es una exposición fotográfica, o no únicamente. Melanie L. Wells-Alvarado, su autora, lleva 20 años fotografiando comunidades cabécares costarricenses y, casi desde el principio, resolvió que el suyo sería un proyecto de largo plazo. ¿Cuán largo? Lo que hiciera falta. Empezó en 1996 y todavía no termina. Retrató la vida cotidiana y a los pobladores de comunidades como Grano de Oro, Cöen, Boca Cöen, Tsipirí, Kokötei y Tsimari, y aunque en su archivo tiene cerca de 3000 imágenes, aún no está lista para guardar la cámara.


De todo ese caudal, la fotógrafa tico-estadounidese seleccionó una pequeñísima parte –apenas 13 imágenes– para montar ‘A Window into the Soul-Costa Rica Cabécar’, una muestra en blanco y negro en pequeño y mediano formato, para exponer. Ella considera que las exposiciones parte de los muchos pasos para materializar una colección trilingüe de libros sobre la Costa Rica indígena.


“El proyecto tuvo que madurar muchísimo conmigo”, explica Melanie. “Era una responsabilidad tan gigantesca visibilizar una comunidad, y prever cuáles serían las consecuencias de hacerlo... Cuando le das luz a algo, inevitablemente hay un cambio sobre eso que de pronto se ilumina”.




Colaborando en la cocina – Tsimari Sä jile wa̱te̱ ñara


La fotógrafa describe estas dos décadas de trabajo como un ‘diálogo’ cuyo objetivo sigue siendo dar visibilidad social y cultural a estas comunidades a través de la fotografía y, ojalá, de una serie de publicaciones.

“Si sos invisible y nadie sabe que existís, ¿cómo te van a dar apoyo?”, se pregunta. “Y aunque son comunidades relegadas, que han quedado al margen del resto de la sociedad, quería presentarlas desde el lugar de dignidad y respeto que ellos nos brindan, y que también merecen”.


Persistencia autobiográfica


Sus viajes a territorio cabécar empezaron en 1996, cuando Melanie no sabía la empresa que tenía por delante y ni siquiera vivía en Costa Rica en esos momentos. Hija de madre tica y padre gringo, le bastaba con liberar algunos de sus mejores recuerdos de infancia –especialmente los relatos de su papá sobre sus viajes a Talamanca en helicóptero– para admitir una urgencia: conocer los territorios indígenas costarricenses.


Entre hermanas – Kokötei Sa̱ ka̱pakäte̱


Incluso hoy le cuesta creer que las poblaciones originarias locales existan en la frontera de la invisibilidad. “El Museo del Oro es divino y el del Jade es precioso, pero ¿por qué no preservamos también la cultura que aún existe, la que está viva?”, interroga.


Desde entonces, sus viajes han sido intermitentes, pero constantes. Los periodos que ha pasado en lugares como Alto Cöen o Tsimari, le han servido para sostener su cámara y ese diálogo que ya dura más de 20 años. Como los sujetos de sus fotografías, también aprendió a sortear precipicios, cruzar ríos, atravesar montañas y salir del barro. “Desde un principio quedé enamorada de esa mezcla de pureza y fortaleza que tienen los cabécares. Sus condiciones de vida son completamente adversas y cada cosa que hacen implica una gran lucha”, asegura.


Cosechando bananos verdes – Tsimari Chimo wäkju̱e


Melanie dejó Estados Unidos y se trasladó a vivir ‘permanentemente’ a Costa Rica en el 2007, su proyecto editorial a ido tomando forma. El primer libro que planea realizar sería el de los cabécares. “Ya puedo ver las fotos en el papel”, dice. “Solo falta el financiamiento”.


(Artículo original por María Montero - publicado 21 Marzo, 2017 en AmeliaRueda.com)

Minor modifications made on January 2021 with their permission







Comunidad indígena costarricense: Una carta de amor de una fotógrafa.

Karin MacKinnon

(Traducido por Melanie L. Wells-Alvarado)


Una fotógrafa costarricense – estadounidense cumplió un sueño de la infancia al enfocar su lente en la vida familiar indígena. (Cortesía de Melanie L. Wells-Alvarado)

En muchos países del mundo, incluido mi propio país natal, Canadá, hay comunidades indígenas que viven en zonas muy remotas al margen de la sociedad en general. En Canadá, la mitad de estos pueblos de las Primeras Naciones viven en reservas o tierras reservadas para su uso durante los acuerdos de tratados, algunos en las cordilleras más al norte del país.


Cuando me mudé a Costa Rica hace varios años, aprendí que aquí también existen muchas comunidades indígenas en condiciones igualmente remotas y marginales en esta pequeña nación. Al igual que las del norte de Canadá, muchas de estas familias luchan a diario, ya que a menudo carecen de necesidades básicas como agua potable y suministros alimentarios adecuados. Sin embargo, la vida cotidiana de estos pueblos nativos no suele ser bien conocida o comprendida por la sociedad en general.


Entonces, cuando una amiga mía, Melanie L. Wells-Alvarado, me contó emocionada sobre una visita que estaba planeando a una comunidad Cabécar en Talamanca, para continuar trabajando en su libro de fotografía, me intrigó.


Su proyecto, que se está convirtiendo en un libro de fotografías titulado Una ventana hacia el alma - Costa Rica Cabécar, y varias exposiciones del mismo nombre. Las exposiciones son una narrativa visualmente impactante llena de toques suaves: la mirada profundamente conmovedora de un niño, la sonrisa reticente de una niña y el trabajo devoto de una madre.


Sus fotografías ofrecen una visión íntima de algunas familias Cabécar de una comunidad enclavada en lo profundo de las montañas entre las alturas de Chirripó y la exuberante región de Talamanca. Wells-Alvarado, nació y creció en Costa Rica, también es ciudadana estadounidense, dice que espera cambiar la percepción y la conciencia hacia los pueblos indígenas en Costa Rica. No quieren ser extraños en su propia tierra. No quieren ser invisibles y olvidados, rechazados en ves de ser honrados.


Como afirma en su sitio web, “Creemos que este proyecto es de suma importancia como ejemplo de muchas comunidades alrededor del mundo que viven al margen de la sociedad. La visibilidad es clave para la comprensión y la aceptación, la dignidad humana y la prosperidad. Aquellos que permanecen invisibles se quedan atrás y sus derechos humanos básicos terminan siendo comprometidos ”.


Wells-Alvarado es fotógrafa profesional, además de ser diseñadora, aventurera y escritora. Esta no fue su primera caminata a la selva remota y montañas imponentes para visitar estas comunidades. Ella había hecho muchas travesías en el pasado.


La primera visita de Melanie en 1996 se inspiró en su curiosidad de niña después de uno de los viajes en helicóptero de su padre sobre a la cordillera de Talamanca.


“Allá por los años 70, mi padre se iba en helicóptero a la montaña, a hacer trabajos y rescates”, recuerda. “Un día regresó con un arco y una flecha hechos de manera muy primitiva y nos contó su interacción con los indígenas que aún vivían allí, en lo profundo de la montaña. Compartió historias sobre su amabilidad y generosidad, así como la forma en que vivían, lo que para mí sonó como pura supervivencia ".


Cuando era niña, Melanie reflexionó sobre la identidad de estos pueblos indígenas. En la escuela le enseñaron que existían en el pasado.


“Nunca los vimos en San José”, dice. “Teníamos en alta estima nuestro Museo del Jade, nuestro Museo de Oro, pero la gente ya no formaba parte de nuestras vidas. Quería visitarles y le rogué a mi padre que me llevara a uno de sus viajes. Pero en ese momento, como yo tenía solo 12 años, consideró este viaje demasiado peligroso debido a las condiciones extremas. El nombre Talamanca quedó grabado en mi corazón ”.


Muchos años después, como fotógrafa, su búsqueda de un proyecto personal la llevó a considerar una vez más la memoria de Talamanca. Después de un contacto inicial y varios meses esperando la mejor oportunidad para viajar, finalmente visitó una comunidad Cabécar para una estadía de una semana en las profundidades de la selva.


Una visita de regreso, hace 10 años, la llevó a conocer a una mujer que, junto con su familia, se convertiría en uno de los principales sujetos de las fotografías de Wells-Alvardo: doña Olga, en Kökötei, donde Wells-Alvarado sigue fomentando una profunda y duradera relación.


“Es un intercambio hermoso. Fui por primera vez cuando estaba embarazada de mi hijo, y luego regresé embarazada de ocho meses para hacer más retratos. No solo quería ir a tomar fotografías y luego desaparecer. Quería ser parte de sus vidas, crear una amistad. Ahora son mi familia lejana ”, dice. “En los últimos 10 años hemos visitado varias veces y hemos visto crecer a nuestras hijas e hijos. Siempre es difícil decir adiós ”.


La vida diaria puede ser un desafío para esta familia. Los viajes y el comercio son muy difíciles debido a la falta de senderos y puentes, así como su remota ubicación geográfica.


En enero del 2017, a Wells-Alvarado y su equipo les tomó 10 horas de arduas caminatas por la jungla para finalmente llegar a la comunidad de Tsimari que aún no había visitado.

Esta comunidad en particular está luchando por encontrar los medios para construir un simple puente de hamacas.


Un pequeño puente hecho de cordel y cuerda es la traicionera superficie que los niños deben cruzar para llegar a su escuela, una ruta plagada de peligros. Los ríos crecen mucho y la corriente es demasiado fuerte para que puedan cruzar el río. Lamentablemente, los niños se han caído y se han ahogado, de ahí la urgente necesidad de construir una estructura más fuerte.


Vivir tan lejos de cualquier atención médica también lo hace particularmente difícil para esta comunidad. Cuando los niños se enferman, los padres pueden cargarlos más fácilmente sobre sus hombros, pero no es posible llevar a un adulto por los estrechos y precarios senderos que suben las empinadas laderas.



Wells-Alvarado dice que la comunidad tiene muy poco en términos de suministros y ropa. De hecho, regaló dos pares de zapatos con los que viajaba a algunas mujeres que usaban sandalias gastadas, a menudo el único par de zapatos que tiene una persona en estas comunidades.

Las dificultades experimentadas por una familia no son exclusivas de otras. Hay numerosas comunidades indígenas que viven en condiciones igualmente remotas y aisladas en todo Costa Rica. Quizás un vistazo íntimo a una sola familia Cabécar en Costa Rica pueda abrir una ventana para ayudarnos a todos a reconocer la condición humana compartida y fomentar la comprensión y el respeto.

Wells-Alvarado busca llevar esta exposición fotográfica a tantos países y ciudades como sea posible, y traer visibilidad, conciencia y conexión a la vida cotidiana de una cultura y comunidad indígena en Costa Rica.


(Artículo original por Karin MacKinnon - publicado 21 Marzo, 2017 en TicoTimes.net) Editado Enero 2021 con su permiso.


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https://www.artsteps.com/profile/5f63d033ac0ff602ae78dd7e



















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