El murciélago es uno de los mamíferos que tienen una gran representación en los objetos arqueológicos elaborados por los grupos culturales de América (México, América Central, Suramérica y el Caribe), su figura o características anatómicas quedaron plasmadas en diferentes tipos de materia prima, en especial piedra, jade, cerámica, hueso y oro.
En el caso costarricense, las representaciones de este animal en piedra, jade, cerámica y oro se pueden observar con frecuencia en metates, mazas ceremoniales, vasijas efigie y colgantes en metal; en los cuales se representan seres-humanos murciélagos o la figura de murciélagos en diferentes posiciones, sea con las alas desplegadas, en posición ascendente, con rasgos humanos o de otros animales.
Cabe destacar que las representaciones del murciélago en objetos cerámicos de la región Arqueológica Gran Nicoya, las cuales están asociadas a la simbiosis hombre- animal, se encuentran frecuentemente adosados a la pared de las vasijas, o conforman el cuerpo de la vasija y sobresalen de su atuendo las alas, se notan las facciones de murciélago y el cuerpo humano.
El murciélago tiene particularidades importantes que posiblemente tuvieron un efecto en el imaginario de los grupos indígenas, lo cual los motivó a incluirlos como un referente simbólico en su mundo de creencias, mitos y leyendas, relacionados con el origen del mundo, con deidades de la muerte, el inframundo, el sacrificio humano, la tierra, la oscuridad, la fertilidad o con el vuelo espiritual.
El vuelo del murciélago parece estar íntimamente ligado con ceremonias chamánicas, realizadas en la conducción del alma de los difuntos al más allá.
La evidencia arqueológica destaca como los pueblos rindieron un culto y coexistieron en
los mismos ecosistemas, con ese misterioso mamífero dueño de la oscuridad: el murciélago.
Virginia Novoa Espinoza
Arqueóloga, Curadora, Museo del Jade. INS.
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